jueves, 11 de julio de 2013

Estrellas de Mar




Para dar la bienvenida al período de vacaciones, os dejo un breve relato de esos que nos hacen pensar...con un protagonista que me encanta:

Las Estrellas de Mar

***
Cierto día, caminando por la playa, reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba a la mar. Hacía lo mismo una y otra vez. 

Tan pronto como me aproximé, me di cuenta de que lo que el hombre agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena y, una a una, las arrojaba de nuevo al mar. Intrigada, le pregunté sobre lo que estaba haciendo, y me respondió:

-Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano. Como ves, la marea baja y estas estrellas han quedado en la orilla. Si no las arrojo al mar, morirán aquí por falta de oxígeno.

-Entiendo -le dije-, pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa. No puedes arrojarlas a todas. Son demasiadas y quizás no eres consciente de que esto sucede seguramente en cientos, miles de playas a lo largo de la costa... ¿No estás haciendo algo que no tiene sentido?

El hombre sonrió, se inclinó y tomó una estrella marina, y mientras la lanzaba al mar, me respondió:

-”Para ésta sí lo tuvo”.

***


lunes, 8 de julio de 2013

Píldora de Ilusión (LXV): Una historia con final feliz




¡Buenos días!

En la Píldora de Ilusión de esta semana os traigo una historia verdaderamente emotiva, sobre todo para los que amamos a los animales.

La historia de Dave Thomas, un hombre que fue arrestado por no asistir a las citaciones que tenía por quebrantar normas de tránsito. Al salir le comunicaron que su perro, Buzz Lightyear, estaba en la perrera de San Bernardino, en California. Para que Thomas pudiera recuperar a su mascota debía pagar 400 dólares y solo tenía 6 dólares en el bolsillo, por lo que se limitó a servirle agua a través de los barrotes de la jaula y sentarse al lado a llorar. Si no pagaba pronto, el animal tendría que ser sacrificado.

María Sánchez, fotógrafa, se encontraba en el refugio animal en el momento y capturó las imágenes de él llorando al lado de la jaula y de su perro lamiéndole entre los barrotes. Luego decidió compartirla en Facebook pidiendo ayuda para recaudar ese dinero y poder juntarles de nuevo. Y de nuevo, el “milagro” de las Redes Sociales: el mensaje fue compartido 11.000 veces y se logró reunir el dinero necesario para sacar a Buzz de la perrera e impedir su sacrificio.


Una historia que es una Píldora de Ilusión con final feliz: ambos amigos se reunieron en un emotivo encuentro y Buzz sigue fiel a su amo.


miércoles, 3 de julio de 2013

Gestionar la Incertidumbre: Una Competencia de los Nuevos Tiempos





Vivimos una época de muchos cambios en la que ya nada es seguro, sobre todo en lo relacionado con nuestra vida laboral. Ya no hay trabajos “para toda la vida”. Y lo que es peor, hay pocos trabajos.



Quienes tienen la suerte de conservar su puesto de trabajo tienen la incertidumbre de saber qué va a pasar mañana, si la empresa va a seguir teniendo beneficios o va a verse abocada al cierre, si van a decidir trasladar la producción a tierras lejanas, si les van a bajar el sueldo y podrán seguir pagando las facturas, si les van a sobre-cargar con las funciones de ese compañero que despidieron ayer, si van a ver reducirse la jornada (y el sueldo), o lo que es peor, si les van a incluir en el próximo ERE o les van a comunicar el despido.



Quienes están en la triste e injusta situación de desempleo viven inmersos en una incertidumbre constante. Participan en sucesivos procesos de selección sin saber cuándo les van a convocar a la próxima prueba, si la van a pasar y si la empresa se va a dignar a comunicarles los resultados de su participación en los mismos. Envían currículums y esperan respuestas, la mayoría de veces en vano. Asisten a entrevistas sin saber a qué se van a enfrentar, cumplimentan formularios, test de personalidad, de actitud, participan en role plays, dinámicas grupales o cualquier otra prueba “incierta” que el seleccionador disponga y todo lo hacen… desde la más absoluta incertidumbre. 


Según Antonovsky (y muchas investigaciones confirman sus ideas), los humanos, cuanto más estable y controlable vemos el mundo, mejor estamos física y psicológicamente. 


La incertidumbre es un estado incómodoTe sientes que no tienes el control, que algo se te escapa, que te falta información... Pero si lo miramos bien, siempre es necesario un período de incertidumbre previo a la toma de decisiones y es ahí donde tenemos que aprender a gestionarla para tomar las decisiones correctas.

Por eso pienso que gestionar la incertidumbre es otra de las necesarias competencias del trabajador de los nuevos tiempos.


El propio Kevin M. Connelly, consejero delegado de Spencer Stuart una de las empresas de cazatalentos más importantes opina en este sentido: “Las compañías necesitan líderes que prevean el futuro a medio plazo. La volatilidad y la falta de predictibilidad de las situaciones son los términos que definen el panorama actual. El talento más buscado es aquél que puede vivir y gestionar en esta incertidumbre”. (Fuente: Entrevista en el diario Expansión).

Por mi parte, reconozco que estoy aprendiendo a gestionar la incertidumbre… a mí, una persona organizada, metódica, previsora y perfeccionista, me gustaba tenerlo todo “atado y bien atado”. Pero llegó un día en que todo era incierto y sólo afrontando esa incertidumbre e intentando gestionarla a mi favor podría sobre-vivir.

Esto me trae a la memoria la Teoría de las cinco dimensiones culturales del psicólogo social y antropólogo holandés Geert Hobstede que se utiliza en negociación internacional y proporciona un marco de trabajo sistémico para evaluar las diferencias entre naciones y culturas.

Pues bien, una de esas dimensiones es precisamente la incertidumbre. La manera en que una sociedad aborda las situaciones desconocidas, los acontecimientos inesperados y ambiguos, la tensión del cambio.

Hay países que toleran peor que otros la incertidumbre, uno de ellos España. Pero el que menos la tolera con todo lo que conlleva de ansiedad ante el cambio es Grecia, con la que les está cayendo…

Yo lo tengo claro: aprender a gestionar la incertidumbre es cada día más necesario y una competencia a tener en muy en cuenta en esta época de cambios. Una persona que tolera la incertidumbre está más abierta al cambio y lo sabrá gestionar de una forma más flexible y acertada.

Por último, os dejo un vídeo con la canción de Ismael Serrano: “El principio de la incertidumbre”.



***
Puede que todo siga igual. 
También puede que no sea así 
y encuentres el mercurio 
de mi voz empapando tu contestador, 
y florezcan los olivos en el valle de Hebrón. 
Puede que te queme el hielo, 
o la luz del televisor. 
Puede que te cite el parlamento 
y decrete el blanco y negro, 
que sonrían ángeles heridos 
en la sección de sucesos, 
que alimentándose de humo 
se quiebre cual cristal esa mujer. 
Que trepe una serpiente 
por sus piernas infinitas. Puede ser. 
Puede que todo siga igual. 
También puede que no sea así. 
Quizás banderas blancas 
tu habitación alumbren 
y mi amor esté cerca 
y los dioses duden. 
Y este sea un buen principio, 
principio de incertidumbre.
***


¿Y vosotros/as? ¿Cómo toleráis la incertidumbre?


lunes, 1 de julio de 2013

Píldora de Ilusión (LXIV): Delfines



¡Buenos días!

Esta semana en la Píldora de Ilusión os traigo un vídeo sencillamente PRECIOSO, sobre todo para aquellos que amamos a los animales…y no, no os voy a hablar de perros sino de delfines.

A mí particularmente es un animal que me encanta, he podido ver varios en libertad y os aseguro que cuando has tenido ocasión de jugar y nadar con ellos, darles de comer y acariciarlos, aunque sea en un entorno organizado, sientes una emoción y alegría especial.

Pues bien, imaginaos si en vez de eso tienes la suerte de que “te persigan” 100.000 delfines en el mar como se refleja en el vídeo. Algo poco común ya que los delfines se desplazan habitualmente en grupos de no más de 200. Ocurrió hace unos meses, en la costa de California, cuando una ‘megamanada’ de delfines brindó este hermoso espectáculo a los afortunados viajeros de un crucero turístico. Durante cerca de una hora, unos 100.000 delfines acompañaron la ruta del barco ocupando una superficie de océano de siete millas de largo por cinco de ancho.

Una de esas maravillas que la naturaleza ofrece a unos pocos escogidos, que sólo espero hayan sabido apreciarlo, como espero hagáis vosotros.

Yo no soy muy “fan” de los cruceros, la verdad, pero si hay uno que me garantice este tremendo espectáculo ¿dónde hay que comprar los billetes;)?




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